Desde la década de los 70s, los investigadores han sabido que la inmensa mayoría de la gente prefiere los enfoques visuales y espaciales para la resolución de problemas.
Cuando usamos esta forma de pensamiento, somos más creativos que cuando usamos palabras y conceptos.
Cuando podemos jugar con la combinación de imágenes visuales y objetos físicos, se nos facilita la generación de ideas que sean distintas y sorprendentes.